reporteenergia.com.- La producción mundial de litio solo había crecido cerca de 6% en los últimos 10 años, pero podría pasar de las actuales 200.000 toneladas (t) anuales a más de 400.000 en 2025, impulsada principalmente por la demanda de baterías de litio para autos híbridos y eléctricos, estrategia con la cual la industria automotriz busca “romper” la dependencia del petróleo.

Esta proyección sobre el crecimiento de la demanda de litio fue presentada por el experto en esta temática, Iain Scarr, basada en datos del Departamento de Energía de EEUU.

El especialista avizora para el 2025 que las baterías para autos representarán el 38% de toda esa demanda. Actualmente representa un 29% de la misma, dependiendo de la penetración de los vehículos eléctricos.

Entre los otros usos importantes del litio se encuentran la producción de vidrio, fritas (esmaltes para cerámica), grasas lubricantes, medicina, aire acondicionado y aluminio.

“La magnitud de su aumento depende de las innovaciones tecnológicas de las baterías, sobre todo en cuanto a su densidad energética y precio, para hacer viable su aplicación en forma masiva en vehículos. Además influye el desarrollo económico de Asia y el incremento del consumo que implica”, señaló.

Oferta y demanda

Este aumento del consumo del litio, está impulsando a nivel mundial una serie de proyectos en distintas etapas de desarrollo en países como Argentina, Estados Unidos, Canadá, Australia, China y Bolivia, entre otros, que permitirán aumentar la producción para satisfacer la demanda proyectada.

Actualmente existe una alta concentración del mercado del litio en pocos actores o países, tanto por el lado de la oferta como demanda. Vale decir que un 61% de los recursos se centra en los tres países del triángulo del litio de Sudamérica: Chile, Bolivia y Argentina.

Asimismo, el 93% de la producción proviene de solo cuatro países (Chile, Australia, Argentina y China). En cuanto a los países con mayor demandan de este mineral se encuentran China, EEUU y Japón.

Proyección del precio

A diferencia de otros metales, el litio no se comercializa en bolsas internacionales, sino depende de las negociaciones o transacciones directas entre compradores y productores, pueto que incluso existen contratos de suministro de largo plazo entre ellos.

En este sentido, aclaró que el precio depende directamente del productor, la ubicación de sus plantas, el volumen comercializado y el consumidor.

Además se indicó que varía de acuerdo a diversos factores tales como tipo de producto (carbonato, cloruro, hidróxido o concentrado), volumen, pureza, tamaño de partículas y método de entrega, entre otros.

Por ejemplo, el precio promedio de carbonato de litio se ubica en niveles cercanos a 5.500 $us/t. Según Scarr entre 2016 y 2017 se puede esperar un superávit y una baja en el precio que llegaría a 5.000 $us/t en un escenario de bajo crecimiento de la demanda y a 6.500 $us/t en un escenario más optimista, suponiendo que las empresas mineras de litio desarrollan sus proyectos de acuerdo a su cronograma y capacidad originales.

Se espera un repunte en la demanda y el precio hacia 2025, debido a que a partir de 2016 podrían ingresar más vehículos eléctricos al mercado. Sin embargo, agrega que este último valor depende del balance del mercado, y es posible que la oferta crezca más que la demanda debido a los numerosos proyectos en etapa de factibilidad, construcción o ramp up que se ejecutan sobre todo en Australia y Argentina durante la presente década, precisó Scarr.

A criterio del experto, independientemente del año en que inicie el gran aumento de la demanda, las baterías de litio tienen un alto potencial y seguirán siendo el motor del mercado, el cual seguirá expandiéndose.

Sin embargo, para ello se requieren acciones tanto de políticas públicas como de privados. «Es necesario crear las condiciones favorables para atraer inversiones en exploración y desarrollo de proyectos», enfatizó. ▲