La matriz energética uruguaya ha sufrido una notoria transformación en la última década que llevó a una reducción sensible en la dependencia de combustibles fósiles derivados del petróleo para la generación de energía eléctrica, a tal punto que esta última ocupa hoy un papel marginal. De acuerdo al último Balance Energético Nacional (BEN) 2017 –que divulgó el Ministerio de Industria, Energía y Minería–, la generación eléctrica de origen solar fotovoltaico (2%) superó en 2017 a la electricidad producida a partir de combustibles fósiles. En 2017, la principal fuente de abastecimiento de electricidad fueron las represas (52%), por delante de la eólica (26%) y la biomasa (18%).
Durante el año pasado, Uruguay prácticamente triplicó su potencia instalada para la generación de electricidad con la fuente solar. De los 4.546 megavatios instalados en el país en 2017, 5% (unos 230 MW) pertenece a esa fuente. Otro dato relevante es que al cierre de 2017 Uruguay tenía una potencia conectada de microgeneración solar al sistema eléctrico de casi 16 mil kilovatios, frente a los 9.000 kW de un año atrás.
Por otra parte, del BEN se desprende una participación del 43% de la biomasa en la matriz primaria –también llamada matriz de abastecimiento–, que por segundo año consecutivo superó la participación de petróleo y derivados (36%), que históricamente constituía la principal fuente. En tercer lugar se ubicó la electricidad de origen hidroeléctrica (13%), luego la de origen eólica (6%), solar (1%) y gas natural (1%).
De acuerdo al BEN, las energías renovables han continuado creciendo en participación tanto a nivel de consumo final como en la generación eléctrica. Precisamente en esta última es donde se observa el crecimiento más fuerte de las renovables, en detrimento de los derivados de petróleo. Si bien la generación eléctrica creció 3% en 2017 con respecto al año 2016, el consumo de combustibles fósiles para dicho fin disminuyó 46%, y su participación en la matriz de generación eléctrica pasó de 3% a 2% en el último año.
Por su parte, otro hecho destacado de 2017 es que la refinería de La Teja estuvo parada gran parte del año por mantenimiento programado de sus unidades (entre febrero y setiembre), lo que implicó una reducción en las importaciones de petróleo crudo (75% respecto al año previo), así como un gran aumento en las importaciones de derivados de petróleo (577%) para satisfacer la demanda interna. El consumo final energético por sector de 2017 fue liderado por el sector industrial (43%), seguido por el transporte (28%), el sector residencial (17%), comercio, servicios y sector público (7%) y agro, pesca y minería (5%).
Con información y foto de El Observador (Uruguay)
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