reporteeenergia.com.- El caso exitoso de negociación e inclusión social logrado entre Minera San Cristóbal (MSC) y la comunidad San Cristóbal, fue planteado como un ejemplo positivo para los sectores minero, hidrocarburífero y de recursos no renovables, y como una referencia para la formulación de políticas públicas.

Esta ejemplificación forma parte del capítulo titulado ¿Es posible construir beneficios mutuos entre comunidades y empresas mineras?: El caso San Cristóbal, que a su vez forma parte del libro “América Latina hacia la Inclusión social; avances, aprendizaje y desafíos”, de autoría de Beatriz Muriel y Miguel Fernández, investigadores del Instituto de Estudios Avanzados en Desarrollo (Inesad).

En este marco Muriel explica que la motivación de la investigación fue observar que, a diferencia de otras firmas privadas, MSC mantenía y continuaba sus operaciones sin problemas, a pesar de los cambios de escenarios políticos y sociales que acontecían en el país; y, por «una aparente relación tranquila, constructiva y positiva existente entre comunidad y la empresa, sin los conflictos que se veían en otras instancias y emprendimientos del mismo rubro».

El trabajo, que utilizó la entrevista y los grupos focales como herramientas de investigación, refleja la inclusión social y desarrollo que logró la comunidad de San Cristóbal con el ingreso de inversión extranjera y el inicio de operaciones de MSC (2007), además de las características particulares del proceso de negociación entre partes.

Con una inversión de $us 1.800 millones, MSC produce concentrados de plata, plomo y zinc en uno de los yacimientos más grandes del mundo, ubicado en la región de Nor Lípez del departamento de Potosí. Sus operaciones siguen el método de cielo abierto y su producción es de 600.000 toneladas métricas de concentrados día.

Muriel recuerda que para iniciar la explotación de la mina, debía trasladarse todo el pueblo, ya que este estaba asentado sobre las reservas mineras. El análisis de de los pobladores duró tres meses, y finalmente decidieron ceder para que el pueblo salga de la pobreza.

Mejoras

De acuerdo a la investigación, con el ingreso de la empresa, la población de San Cristóbal creció de 30 a 200 pobladores, se redujo la migración, mejoró el nivel y calidad de vida de sus habitantes, se modernizó la infraestructura de sus viviendas, se introdujo los servicios básicos (agua, alcantarillado y energía eléctrica), se generó fuentes de empleo para los pobladores, se capacitó, se abrieron caminos y se creó una fundación que genera emprendimientos empresariales sostenibles, entre otros.

Un cuadro elaborado en base a los censos realizados por el INE, muestran que entre 2001 y 2011, el índice de analfabetismo en San Cristóbal bajó del 7,6% al 6,3%, la deserción escolar del 9% al 5,5%, los techos de paja de las viviendas del 13,9% al 0,9%, el piso de tierra de 25,3% a 5,3%.

A su vez las viviendas sin agua bajaron de 13,4% a 8,8%, sin alcantarillado de 35% a 30% y sin electricidad de 90,8% a 1,5%.

Dentro de la  negociación, la comunidad contaba con experiencia y liderazgo y pensó más en el beneficio colectivo que en el individual, ya que mucha gente que se dedicaba a actividades agrícolas tuvo que dejar sus tierras, recibiendo la compensación respectiva. Entonces se dio una cohesión social por el bienestar de la población, explicó Muriel.

Por su lado, la empresa no tenía experiencia de negociación con poblaciones altiplánicas, sin embargo entendía la realidad sociocultural del lugar, conocía el idioma de la población -el quechua-  lo que le permitía comunicarse mejor,  y tenía la disposición de escuchar, añadió.

Tras la negociación se acordó el traslado del pueblo, incluyendo la iglesia y el cementerio, la contratación de los trabajadores de la comunidad, la capacitación en el uso de tecnologías mineras, la creación de la Fundación San Cristóbal para dar sostenibilidad económica -a futuro- a la población, con la formación de empresas de servicios, como la de venta de combustibles, la de mantenimiento industrial, la de obras civiles, o la de transporte logístico y de manejo de carga.

Además, el ingreso de un crédito del Banco Mundial, como parte de las inversiones, permitió una política de mitigación de impacto y de trabajo con las comunidades, en beneficio de la población.▲

Pobladores accedieron

a servicio de salud

▶ Según Beatriz Muriel con estos resultados se consiguió la inclusión social, y que los comunarios adquirieran un poder, que luego les permitió hacer cumplir los acuerdos, lograr igualdad y extender la salud -de la que gozaban  sólo los trabajadores de Minera San Cristóbal a toda la población.

La investigadora explicó que todo permitió una relación sostenible y el logro de un  interesante capital social y de confianza entre la comunidad de San Cristóbal y la empresa minera, construyéndose así un brazo social fuerte con los comunarios, quienes ahora defienden a la empresa.

Esta relación, le permitió a la compañía construir una tecnología particular para  relacionarse con las comunidades, aprendió a escuchar y entender lo que quieren los comunarios.  A través de enlaces mitiga los riesgos sociales, y trabaja en red para estar comunicada e informada acerca de lo que desean o rechazan los pobladores de San Cristóbal.