La imposición de aranceles de Estados Unidos a varios de sus socios comerciales podría demorar la incipiente recuperación económica de América Latina y restarle un poco menos de medio punto porcentual a su crecimiento, consideraron expertos.
Moody’s Analytics, una filial de la calificadora, está considerando rebajar su pronóstico para la expansión del Producto Interno Bruto (PIB) de América Latina en 2018 a un 1,8% o incluso un poco menos, desde el 2,2% actual.
“Es un hecho que ya está dado y que de alguna manera va a afectar los volúmenes de comercio internacional”, dijo a Xinhua (agencia de noticias en China) el director para América Latina de Moody’s Analytics, Alfredo Coutiño, respecto a la política comercial de Estados Unidos.
“Y por supuesto eso golpea de manera importante a los países latinoamericanos, sobre todo del cono sur, que son fuertes productores de materias primas”, comentó.
Desde finales de mayo pasado, la administración del presidente estadounidense, Donald Trump, ha anunciado una serie de restricciones comerciales a varios de sus principales socios, en una gran variedad de productos, con la intención de aliviar los abultados déficits de la mayor economía mundial.
Coutiño dijo que con ello se han reducido de alguna forma las esperanzas de que América Latina pueda fortalecer su fase de crecimiento este año, después de que terminó 2017 con su primer avance tras dos años en zona de contracción y cuatro de desaceleración.
“Esperábamos una recuperación afianzada en el 2018, lo estamos bajando, es una recuperación menos fuerte hasta ahora”, acotó.
Para el experto, los cálculos sobre Brasil podrían ubicarse en un crecimiento de entre el 1.8 o el 1.6 %, tras una proyección original alrededor del 2%.
Desde el punto de vista de Coutiño, además de los efectos colaterales de la política arancelaria estadounidense, la mayor economía latinoamericana también sufrirá por cuestiones internas como la aguda corrupción, la huelga de los camioneros y la incertidumbre por las elecciones presidenciales de octubre próximo.
Consideró que esto se traduce en un freno parcial a la inversión y en un menor consumo interno de la población, algo que ha venido ocurriendo, incluso, desde el segundo trimestre del año.
México, la segunda mayor economía de América Latina, enfrenta una situación similar a Brasil por las elecciones presidenciales que tendrán lugar el 1 de julio próximo, pero su riesgo comercial con Estados Unidos todavía es mayor al tratarse de su principal destino exportador.
“Estamos viendo lo que le está pasando al peso por las amenazas de comercio, la incertidumbre con respecto a la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y las elecciones”, dijo Coutiño.
“México se ha movido más por lo que hace o deja de hacer Estados Unidos, por lo que le está pasando al petróleo y por lo que está haciendo la Reserva Federal (Fed de Estados Unidos), que le pega directamente a México”, agregó.
El PIB mexicano podría expandirse un 2,5% este año, pero su sesgo es a la baja.
En tanto, el PIB de Argentina podría crecer este año abajo del 2% e incluso podría registrar una leve recesión acumulando dos trimestres negativos, pero terminar el año en zona positiva tras el arreglo crediticio con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
“Y si ya ponemos a Argentina, a Brasil y a México, pues esto explica casi las dos terceras partes del crecimiento económico de América Latina”, dijo Coutiño.
En coincidencia, el economista en jefe para América Latina de Oxford Economics, Marcos Casarín, explicó a Xinhua que la segunda mitad del año va a ser peor para la región en materia económica de lo que se anticipaba por Argentina, Brasil y México, principalmente.
“Con esta guerra comercial que empezó Donald Trump entre Estados Unidos y China, y que luego se extendió a Europa, Canadá y México, con el acero y el aluminio, queda muy difícil que pueda haber más impulso al crecimiento”, dijo Casarín.
“Esto genera un desánimo en el sentimiento de los agentes económicos, cuando ya estaban muy cautelosos, así que si ya había incertidumbre, pues ahora hay más”, agregó.
Otro factor a considerar es que la economía mundial dejó de apoyar como antes la expansión en América Latina, en medio de un fortalecimiento del dólar a nivel global, que ha afectado a monedas emergentes como el real brasileño y el peso mexicano, lo que encarece las condiciones financieras.
Las tensiones ajenas a América Latina estarían restando 0,3 puntos porcentuales a su crecimiento en la segunda mitad del año, para crecer a un ritmo del 1,8 por ciento, de acuerdo con los cálculos de Casarín, aunque no todo es negativo para la región.
La economía de Colombia se perfila por su lado a tener un mejor desempeño en la segunda mitad del año, después de que Iván Duque, del partido Centro Democrático (CD), resultó el vencedor en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del pasado 17 de junio.
Casarín dijo que Colombia no sufrió incertidumbre electoral al grado que se espera en Brasil y México, además de que el país se ha visto favorecido por precios más altos del petróleo.
A juicio de Casarín, otro caso positivo para la región está en la economía chilena, que cuenta con una combinación positiva de salarios más altos y mayores empleos, en un entorno de baja inflación que impulsa al consumo.
A diferencia de otros países proveedores de materias primas, Chile está de alguna forma protegido por el precio del cobre, su principal producto de exportación, que explica dos terceras partes de sus envíos totales.
“No vemos a Chile muy afectado por las ondas negativas en el comercio exterior”, dijo el economista de Oxford Economics.
Por su parte, Perú está en una suerte de “compás de espera” después de la renuncia en marzo anterior del entonces presidente, Pedro Pablo Kuczynski, mientras que Ecuador es una economía bastante frágil.
“Después de Venezuela, (la economía de Ecuador) es la más vulnerable de Latinoamérica”, comentó Casarín.
“Tienen un hueco fiscal bastante grande que tienen que cubrir, ya sea emitiendo deuda o recortando el gasto. Pero si recortan el gasto, crecen menos, y teniendo más deuda tienen un gran problema con el techo de endeudamiento”, agregó.
Alrededor de 30 economías pequeñas de América Latina y el Caribe representan una tercera parte del total del PIB y difícilmente un buen comportamiento podría compensar los riesgos a la baja de Argentina, Brasil y México.
El FMI dio a conocer a principios de mayo anterior que América Latina podría crecer a un ritmo del 2 por ciento en 2018, desde el 1,3 por ciento de 2017.
Las previsiones del FMI se dieron antes de los anuncios sobre la política comercial de Estados Unidos.
Con información de: Xinhua
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