La demanda de gas natural en Brasil no ha crecido como se esperaba, pero el espectro de consumidores es tan amplio que un proveedor como Bolivia podría agotar su producción disponible solo en clientes industriales (o el si creciente mercado automotriz), tal y como fue pensado el negocio a tiempo de encarar el Gasbol, mega gasoducto que une a ambos países hace casi 18 años.
Sin embargo, la situación en estas casi dos décadas ha cambiado y dista mucho del escenario político y de negocios de aquella época. Hoy Brasil ha cambiado las reglas del juego, abriendo el mercado y regulando la disponibilidad del transporte (léase gasoductos), en el cual los proveedores deberán demostrar su habilidad para los negocios, más allá de la gestión eminentemente política.
Brasil está viviendo una recesión que podría tener efectos en el consumo nacional. Solo en Sao Paulo, el estado más industrializado de Brasil, el consumo de gas natural por ductos cayó 16,2% en 2016, con relación al año anterior según la Secretaría Estatal de Energía y Minería. El consumo fue de 5,03 billones de metros cúbicos de gas (m3) en todo el Estado, en tanto que en 2015 fue de cerca a los 6 billones de m3. A pesar de estas cifras, algunas proyecciones de entidades locales, indican que la economía podría mejorar en 2017, lo que sumado al repunte de los precios del petróleo a nivel global, generaría un ascenso en la demanda y por tanto mejores oportunidades para un proveedor como Bolivia.
Ahora bien, en un mercado como este, Bolivia ha tenido ventajas gracias a su contrato de take or pay con Petrobras, que concluye el 2019. Pero, como ya se dijo, las cosas han cambiado y el país debe buscar nuevos compradores. Estos nuevos mercados podrían estar en algunos Estados que han manifestado estos días su interés en adquirir el energético boliviano, aunque no es tan sencillo como parece, ya que las empresas que demandan y demandarán gas natural, quieren ver ofertas y no se debe dejar de considerar el delicado cambio de prioridades en Petrobras por el aumento de la oferta de gas nacional, según lo denuncia el gobierno del Estado de Mato Grosso do Sul, que ha visto bajar sus ingresos por el descenso de importaciones de gas natural, lo que coloca a Bolivia en un escenario selectivo y deberá jugar sus mejores cartas. ▲